Recorrido aconsejado especialmente en otoño, cuando todos los viñedos están con esa diversidad de colores que van del verde, amarillo, marrón, rojo...
Un viaje lleno de encanto, sobre todo si coincides con un grupo de portugueses y llevan instrumentos y se ponen a tocar, cantar y bailar. ¡Ese tipo de sorpresas, a veces coincide y te llena el viaje de alegría, porque el vino rueda!
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