Domingueros Viti

Domingueros Viti
Despacio, despacio...Vivir deprisa no es vivir, es sobrevivir.

lunes, 22 de marzo de 2021

Villardiegua de la Ribera (Arribes del Duero. Zamora)


* https://viajeconpablo.com/ruta-villardiegua-de-la-ribera/

Las inconfundibles marcas rojas y blancas de la Senda del Duero nos guiarán en el primer tramo de esta ruta de senderismo de la Ribera de los Molinos y los miradores de Villardiegua de la Ribera. Caminaremos por un tramo de su etapa 23, la que une Villardiegua con Torregamones. Salimos del pueblo por la calle de San Roque acompañados de un paisaje de alcornoques y pequeños campos de cultivo dominados por los olivos. También veremos una de las constantes en el recorrido, las rocas graníticas que ayudaron a construir las cercas y que también se usaron para esculpir el famoso verraco vetón del pueblo bautizado como ‘La Mula’.

Es primavera y los piornos o retamas muestran su característico color amarillo que nos alegra la vista y estimula el olfato. Cuando llevamos un kilómetro y medio de ruta, dejamos el camino por el que veníamos y cruzamos una portera siguiendo las marcas de la Senda del Duero en dirección a Peña Redonda y Torregamones.

La belleza del recorrido se acrecienta, ya que marchamos por un sendero que transita en paralelo al arroyo del Pontón. Una ribera que despertó la atención de los romanos por la presencia de oro. Todavía se pueden contemplar las cazoletas, una especie de artesas hechas directamente en el granito que servían como morteros para triturar el mineral que se extraía. Posteriormente se lavaba la arena resultante con una batea para separar el oro.

Cruzamos el arroyo del Pontón por un pequeño puente de piedra y llegamos a una zona de antiguos molinos, algunos de los cuales se encuentran en un estado más que aceptable. Seguiremos sin pérdida alguna las indicaciones rojas y blancas de la Senda del Duero siendo necesario atravesar un par de porteras más que, como siempre, dejaremos cerradas.

Llevamos aproximadamente tres kilómetros de ruta y el sendero comienza a adentrarse en una zona abierta con matorral bajo donde predomina la lavanda y veremos algunas pequeñas charcas donde las aves toman su particular refrigerio. Dejamos otro puente a la derecha y el paisaje se vuelve por un momento más rocoso, para regresar al verde de los pastos. Saludamos a un grupo de vacas limusinas que pastan tranquilamente y volvemos a pasar una portera para seguir junto al arroyo entre rocas y matorral bajo. Cruzamos el arroyo del Pontón nuevamente por unas piedras para seguir avanzando junto a él.

El sendero desemboca en un camino. Giraremos a la izquierda siguiendo las indicaciones de la Senda del Duero para enfilar los últimos metros hasta Peña Redonda. Este trayecto habrá que deshacerlo posteriormente, pero no supondrá gran esfuerzo.

El sendero desemboca en un camino. Giraremos a la izquierda siguiendo las indicaciones de la Senda del Duero para enfilar los últimos metros hasta Peña Redonda. Este trayecto habrá que deshacerlo posteriormente, pero no supondrá gran esfuerzo.

Peña Redonda es, como su propio nombre indica, un gran domo circular de granito detrás del cual se avista el cañón del Duero en toda su plenitud. Al otro lado intuiremos las viviendas de la localidad portuguesa de Vale de Aguia. Antes de deleitarnos con las vistas, merece la pena detenerse un instante en los restos de la ermita de San Amede. El templo, del que apenas se intuye su estructura, se construyó a finales de la Edad Media y se mantuvo en pie hasta mediados del siglo XIX. Lo curioso es que la ermita de San Amede se valió de materiales del antiguo castro de Peña Redonda que data de la segunda Edad de Hierro y del que además procede el verraco vetón del que hablábamos al comienzo del post. En los trabajos de consolidación del templo se encontraron vestigios de épocas tan diversas como la propia segunda Edad de Hierro, la romana, la medieval y la moderna.

Después de Peña Redonda, la Senda del Duero continúa a la derecha hacia Torregamones y el mirador del Bolo la Torta. Pero nosotros volveremos sobre nuestros pasos hasta el cruce donde arranca el sendero de la Ribera de los Molinos. Nos despedimos de las marcas rojas y blancas para guiarnos ahora por las blancas y amarillas. Es sin duda el tramo de mayor belleza de todo el recorrido. Entre retamas y rocas graníticas nos vamos deslizando por una estrecha vereda al mismo tiempo que lo hace el arroyo del Pontón. Con el sonido del agua como perfecta banda sonora, vamos contemplando algunos de los molinos que aprovechaban cómo el agua se iba precipitando hacia el Duero para moler el trigo. En su día hubo una docena, pero actualmente se conservan en buen estado cinco de ellos y de otros cuatro se advierte parte de su estructura.

Esta fue una de las zonas más castigadas por el incendio de 2013, por eso se ha hecho un importante trabajo para recuperar la esencia del sendero. Para lograrlo se han instalado unos paneles interpretativos donde se cuentan fábulas que están protagonizadas por algunos de los animales que pueblan estos parajes del parque natural de las Arribes del Duero.

Después de leer un panel que cuenta el terrible incendio de 2013 y homenajea el coraje y la fuerza de Villardiegua de la Ribera, seguiremos bajando hasta llegar a un banco que podría rivalizar con el de Ortigueira como el más bonito del mundo. Un sencillo asiento de madera donde, una vez más, la embriagadora vista de las Arribes del Duero se muestra ante nosotros tal cual es. Cuando hicimos la ruta, las lluvias no habían sido demasiado generosas, más bien todo lo contrario. Pero si el año ha sido prolífico en precipitaciones, contemplaremos una pequeña cascada que forma el arroyo del Pontón junto a uno de los molinos.

Deshacemos unos metros lo andado para girar a la izquierda en un punto que por desgracia no está indicado. Os aconsejamos guiaros por el track de Wikiloc que acompaña a este post para salir de dudas, aunque se puede tomar como referencia el penúltimo molino que se encuentra antes de llegar al banco. El tramo de la ruta que comienza a partir de ahora no está señalizada, salvo por la presencia de algunos montoncitos de piedras. A pesar de eso, no ofrece dudas ya que apenas hay maleza. Eso sí, mejor ir ataviados con pantalón largo para evitar molestas rozaduras.

Avanzamos casi en línea recta en paralelo al curso del río Duero que intuiremos, aunque no alcanzaremos a ver. Tras cruzar un pequeño riachuelo llegamos a un camino que vuelve a estar señalizado, esta vez con marcas blancas y verdes. Giraremos a la izquierda para llegar hasta el último mirador de la ruta. Sobre una gran roca granítica saludaremos a nuestra querida Portugal. Concretamente a la ermita de São João das Arribas (San Juan de los Arribes), perteneciente al municipio de Miranda do Douro. Un templo con otro imponente mirador que tuvimos la oportunidad de visitar años atrás y que ahora veíamos desde el otro lado.

Deshacemos lo andado y seguimos por el sendero marcado en blanco y verde para regresar a Villardiegua de la Ribera. Una vez más veremos las consecuencias del incendio de 2013, ya que los paneles informativos de este tramo de la ruta están completamente calcinados y también algunos de los mástiles donde se indicaba. Poco a poco abandonamos el paisaje de retamas, lavandas y otros matorrales para regresar de nuevo a los pastizales. Cruzamos de nuevo una portera y, acompañados por los alcornoques, regresamos a Villardiegua sin ningún tipo de pérdida.


* https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/arribes-del-duero-villardiegua-de-la-ribera-12543155

Mapa de la ruta. unos 13 kms

*  https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/villardiegua-ruta-de-los-molinos-de-la-rivera-del-ponton-y-pena-redonda-66214821/photo-43747113

Ruta que parte del pueblo de Villardiegua y que sigue los cuatro primeros kilómetros la señalización del GR-14. Tras esos cuatro kilómetros hay que desviarse a la derecha para entrar a la ruta de los Molinos, señalizado con postes con rayas blancas y amarillas. En este recorrido podremos ver ocho molinos, la mayoría de ellos rehabilitados, en un entorno repleto de moles de granito y escobas. Al final de este recorrido se llega a un mirador de los Arribes del Duero.

Se deshace este camino hasta llegar adonde nos desviamos para iniciarlo, y desde allí se sigue recto hasta Peña Redonda.




Cazoletas para lavar el oro



* https://viajeconpablo.com/ruta-villardiegua-de-la-ribera/

Ruta de la Ribera de los Molinos y los miradores de Villardiegua de la Ribera (Arribes del Duero. Zamora). Dificultad: Fácil. Distancia: 12,7 kilómetros (circular). Duración: 4 horas aproximadamente.



LA SENDA DEL DUERO, ESCENARIO DEL PRIMER TRAMO DE LA RUTA POR VILLARDIEGUA DE LA RIBERA

Las inconfundibles marcas rojas y blancas de la Senda del Duero nos guiarán en el primer tramo de esta ruta de senderismo de la Ribera de los Molinos y los miradores de Villardiegua de la Ribera. Caminaremos por un tramo de su etapa 23, la que une Villardiegua con Torregamones. Salimos del pueblo por la calle de San Roque acompañados de un paisaje de alcornoques y pequeños campos de cultivo dominados por los olivos. También veremos una de las constantes en el recorrido, las rocas graníticas que ayudaron a construir las cercas y que también se usaron para esculpir el famoso verraco vetón del pueblo bautizado como ‘La Mula’.

Es primavera y los piornos o retamas muestran su característico color amarillo que nos alegra la vista y estimula el olfato. Cuando llevamos un kilómetro y medio de ruta, dejamos el camino por el que veníamos y cruzamos una portera siguiendo las marcas de la Senda del Duero en dirección a Peña Redonda y Torregamones.

La belleza del recorrido se acrecienta, ya que marchamos por un sendero que transita en paralelo al arroyo del Pontón. Una ribera que despertó la atención de los romanos por la presencia de oro. Todavía se pueden contemplar las cazoletas, una especie de artesas hechas directamente en el granito que servían como morteros para triturar el mineral que se extraía. Posteriormente se lavaba la arena resultante con una batea para separar el oro.

Cruzamos el arroyo del Pontón por un pequeño puente de piedra y llegamos a una zona de antiguos molinos, algunos de los cuales se encuentran en un estado más que aceptable. Seguiremos sin pérdida alguna las indicaciones rojas y blancas de la Senda del Duero siendo necesario atravesar un par de porteras más que, como siempre, dejaremos cerradas.

Llevamos aproximadamente tres kilómetros de ruta y el sendero comienza a adentrarse en una zona abierta con matorral bajo donde predomina la lavanda y veremos algunas pequeñas charcas donde las aves toman su particular refrigerio. Dejamos otro puente a la derecha y el paisaje se vuelve por un momento más rocoso, para regresar al verde de los pastos. Saludamos a un grupo de vacas limusinas que pastan tranquilamente y volvemos a pasar una portera para seguir junto al arroyo entre rocas y matorral bajo. Cruzamos el arroyo del Pontón nuevamente por unas piedras para seguir avanzando junto a él.

PEÑA REDONDA, IMPONENTE MIRADOR DE LAS ARRIBES DEL DUERO

El sendero desemboca en un camino. Giraremos a la izquierda siguiendo las indicaciones de la Senda del Duero para enfilar los últimos metros hasta Peña Redonda. Este trayecto habrá que deshacerlo posteriormente, pero no supondrá gran esfuerzo.

Peña Redonda es, como su propio nombre indica, un gran domo circular de granito detrás del cual se avista el cañón del Duero en toda su plenitud. Al otro lado intuiremos las viviendas de la localidad portuguesa de Vale de Aguia. Antes de deleitarnos con las vistas, merece la pena detenerse un instante en los restos de la ermita de San Amede. El templo, del que apenas se intuye su estructura, se construyó a finales de la Edad Media y se mantuvo en pie hasta mediados del siglo XIX. Lo curioso es que la ermita de San Amede se valió de materiales del antiguo castro de Peña Redonda que data de la segunda Edad de Hierro y del que además procede el verraco vetón del que hablábamos al comienzo del post. En los trabajos de consolidación del templo se encontraron vestigios de épocas tan diversas como la propia segunda Edad de Hierro, la romana, la medieval y la moderna.

La vista de los también llamados arribanzos zamoranos desde la Peña Redonda es conmovedora. Cuando nos asomamos al cañón del Duero la sensación en la misma. Aunque el río siempre sea el protagonista, cada zona tiene sus matices. Así lo podéis comprobar en una ruta por los miradores de las Arribes del Duero de Salamanca, Zamora y Portugal que recogimos en este post. Merece la pena pasar unos minutos contemplando esa postal en mitad de la paz más absoluta.

EL SENDERO ‘FABULOSO’ DE LA RIBERA DE LOS MOLINOS

Después de Peña Redonda, la Senda del Duero continúa a la derecha hacia Torregamones. Pero nosotros volveremos sobre nuestros pasos hasta el cruce donde arranca el sendero de la Ribera de los Molinos. Nos despedimos de las marcas rojas y blancas para guiarnos ahora por las blancas y amarillas. Es sin duda el tramo de mayor belleza de todo el recorrido. Entre retamas y rocas graníticas nos vamos deslizando por una estrecha vereda al mismo tiempo que lo hace el arroyo del Pontón. Con el sonido del agua como perfecta banda sonora, vamos contemplando algunos de los molinos que aprovechaban cómo el agua se iba precipitando hacia el Duero para moler el trigo. En su día hubo una docena, pero actualmente se conservan en buen estado cinco de ellos y de otros cuatro se advierte parte de su estructura.

Esta fue una de las zonas más castigadas por el incendio de 2013, por eso se ha hecho un importante trabajo para recuperar la esencia del sendero. Para lograrlo se han instalado unos paneles interpretativos donde se cuentan fábulas que están protagonizadas por algunos de los animales que pueblan estos parajes del parque natural de las Arribes del Duero.

Después de leer un panel que cuenta el terrible incendio de 2013 y homenajea el coraje y la fuerza de Villardiegua de la Ribera, seguiremos bajando hasta llegar a un banco que podría rivalizar con el de Ortigueira como el más bonito del mundo. Un sencillo asiento de madera donde, una vez más, la embriagadora vista de las Arribes del Duero se muestra ante nosotros tal cual es. Cuando hicimos la ruta, las lluvias no habían sido demasiado generosas, más bien todo lo contrario. Pero si el año ha sido prolífico en precipitaciones, contemplaremos una pequeña cascada que forma el arroyo del Pontón junto a uno de los molinos.

ÚLTIMO SALUDO A PORTUGAL Y REGRESO A VILLADIEGUA

Deshacemos unos metros lo andado para girar a la izquierda en un punto que por desgracia no está indicado. Os aconsejamos guiaros por el track de Wikiloc que acompaña a este post para salir de dudas, aunque se puede tomar como referencia el penúltimo molino que se encuentra antes de llegar al banco. El tramo de la ruta que comienza a partir de ahora no está señalizada, salvo por la presencia de algunos montoncitos de piedras. A pesar de eso, no ofrece dudas ya que apenas hay maleza. Eso sí, mejor ir ataviados con pantalón largo para evitar molestas rozaduras.