* https://viajeconpablo.com/castanar-de-san-martin-de-trevejo/
Ruta del castañar de San Martín de Trevejo y el puerto de Santa Clara (Sierra de Gata. Cáceres). Dificultad: Fácil. Distancia: 12,7 kilómetros (ruta circular). Duración: 4 horas y 30 minutos aproximadamente
Su cuerpo retorcido se eleva entre un manto de colores ocre, marrón, amarillo y rojizo. Es imposible que pasen desapercibidos. Su altura y envergadura son un gesto de autoridad. Una forma de gritar a los cuatro vientos que aquí están y aquí siguen. Vestidos de musgo y algunos hongos, dibujan una silueta avejentada, pero sólida. Con achaques, pero con fortaleza al mismo tiempo. Con arrugas y grietas, pero con unas raíces vigorosas y profundas. Son abuelos, aunque más bien podrían ser bisabuelos o tatarabuelos. Son el testigo vivo de la historia. Han sobrevivido a los desmanes del ser humano en un lugar que parece permanecer ajeno a ellos. Son la joya de la corona de una de las rutas de senderismo más bellas que hemos hecho. Quien esté buscando el otoño en su máxima expresión, que no lo dude. Sólo tiene que poner rumbo al castañar de San Martín de Trevejo. Allí lo encontrará.
Uno de los castañares más ricos de Europa se encuentra en la Sierra de Gata cacereña. Concretamente en su límite con la provincia de Salamanca. Hablamos del castañar de San Martín de Trevejo, conocido como el de Ojesto por el apellido del que fuera propietario de esos terrenos. Allí nos esperan los “abuelos”, las dos piezas centenarias de este museo al aire libre de las que hablábamos al inicio. Es una ruta de senderismo sencilla, cómoda y circular. Además del castañar, tenemos el atractivo de caminar por una calzada medieval y disfrutar del encanto de San Martín de Trevejo, una de las localidades más bellas de Extremadura que además cuenta con una lengua propia, la fala.
Da la sensación de ir flotando sobre unas algodonosas nubes rojizas y ocres. Es un camino que parece sacado de un decorado de cine. Es ni más ni menos que el otoño. Sin adornos ni maquillajes puestos por el hombre. Puro y auténtico. Llegamos a un punto donde existe una doble señalización. Un cartel nos indica el regreso a San Martín de Trevejo por otro sendero para hacer una mini ruta circular y el otro marca el convento de San Miguel por el camino que hemos transitado. Nosotros seguiremos recto para continuar con la ascensión.
Cuando llevamos tres kilómetros de recorrido, el sendero hace un giro de 180 grados para seguir subiendo en paralelo al camino por el que hemos venido. Los castaños son cada vez más jóvenes. Sus troncos son altos y delgados buscando con ahínco la luz.
A la altura del kilómetro 4 hay dos opciones. Una es seguir adelante para regresar a San Martín de Trevejo rodeados de castaños y en busca de los “abuelos”, y la otra girar totalmente a la izquierda para ascender al puerto de Santa Clara. Son cinco kilómetros más de ruta que, si hay fuerzas y ganas, merece la pena culminar. Nosotros así lo hicimos, por lo que empezamos a caminar sobre las piedras de la antigua calzada medieval. En este caso la señalización pasa del blanco y verde al blanco y amarillo. Este camino fue utilizado como ruta comercial hasta bien entrado el siglo XX para comunicar las provincias de Cáceres y Salamanca. Su estado de conservación es muy bueno y nos permite ir tomando altura para tener una vista privilegiada del valle del Jálama, que aglutina a municipios cacereños, salmantinos y también portugueses.
Los castaños nos siguen acompañando, pero cada vez en menor medida. Los robles vuelven a tomar el protagonismo mientras a nuestra izquierda se levanta un muro vestido de musgo que nos regala instantáneas muy hermosas. Al fin coronamos el puerto de Santa Clara, al pie de la carretera que une la localidad salmantina de El Payo con la cacereña de San Martín de Trevejo. Notaremos que la temperatura es ligeramente inferior. Lógico y normal. Estamos a 1.030 metros sobre el nivel del mar, mientras el punto inicial de la ruta está a unos 600.
Desde el puerto de Santa Clara existe una ruta de senderismo que lleva hasta el pico Jálama. Pero eso será en otra ocasión. Deshacemos lo andado para bajar por la calzada y llegar al punto en el que nos desviamos. Este es el único tramo lineal de una ruta que en su grueso es circular. Enlazamos de nuevo con el sendero del castañar de San Martín de Trevejo sin dejar el firme de la calzada en busca de las joyas de la corona de la ruta.
El sendero se ensancha para que aparezcan ellos. Dos inmensos castaños que se dan la mano. Los “abuelos” es el nombre con el que son conocidos en la zona. Centenarios, pero jóvenes al mismo tiempo. Jóvenes de espíritu. Rodeados de un inmenso manto de hojas que les rinde tributo. Imposible no detenerse ante ellos. Magnífica postal otoñal la que nos regalan.
Seguimos bajando y a la derecha dejamos las ruinas de un antiguo pajar. Caminamos en estos momentos por el tramo más bello de la ruta. El castañar de San Martín de Trevejo, el de Ojesto alcanza su plenitud.
Descendemos por la calzada camuflada bajos las hojas para regresar de nuevo a San Martín de Trevejo. En el tramo final nos encontramos con pequeñas huertas y fincas de los habitantes de la localidad. Llegamos a un punto en el que la calzada medieval se junta con la ruta marcada de blanco y verde que seguimos al principio. Desde aquí ya sólo quedan 700 metros para alcanzar nuestro destino.
* https://es.wikiloc.com/rutas-senderismo/san-martin-de-trevejo-puerto-de-santa-clara-convento-san-martin-de-trevejo-60499738
Se inicia la ruta en aparcamientos entrada a población San Martín de Trevejo, recorremos varias calles de la población , observando su construcciones típicas de sierra, así como discurre el agua por las canaletas que la población tiene, el inicio de las ascensión al puerto de Santa Clara, la comenzamos desde la Fuente por el sendero PR-CC 184, cogiendo una calzada medieval, que nos llevara entre Castaños, Robles, Brezos y Hayas, hasta el Puerto de Santa Clara.
Durante todo el recorrido esta marcado con pintura de color blanca y amarilla en varias piedras y arboles así como con paneles de madera , facil de seguir , imposible perderse,
Las vistas en Otoño preciosas y el dia nos acompaño con un orbayu o chirimiri que hacia mas encantador el paseo entre los arboles y hojas secas caidas que formaban una alfombra de color marrón sobre la calzada.
Después de haber pasado dos arroyos y el rió "La Vega" por su puente de piedra y observar la cascada que de la zona alta de la sierra caía, llegamos a la cima, que separa las provincias de Cáceres y Salamanca y por donde se puede acceder al monte Jálama que da a las dos provincias.
después de pequeño tentempié e iniciamos descenso por mismo trazado hasta llegar al cruce de camino que nos adentra a otra ruta "SL-CC 208 denominada "Entre rió y bosque" color verde y blanco, esta nos lleva paralelo al rió hasta el convento de San Miguel, actualmente reconvertido en Hospedería y La Ermita de la Cruz Bendita. llegando por una calle en pendiente de nuevo al aparcamiento y finalizando la ruta.