Capital de la Toscana, Lucca es una ciudad con una historia antigua, pero también un animado centro cultural lleno de importantes eventos. Famosa por sus murallas del siglo XVI perfectamente conservadas, se caracteriza por sus numerosos y valiosos monumentos que revelan su pasado como la ciudad más importante de la Edad Media italiana.
Lucca, la capital de la Toscana, es una de las ciudades medievales más fascinantes y mejor conservadas de Italia: pendiente de su memoria histórica y cultural, que preserva con esmero, conquista con sus encantadoras calles, callejones, plazas e iglesias características.
Los imponentes muros del siglo XVI son el símbolo de la ciudad y uno de los pocos ejemplos de murallas que han permanecido completamente intactas en Italia. Interesantes de admirar y una excusa ideal para dar una vuelta por el campo, ofrecen un mirador privilegiado desde el que admirar la estructura urbana de la ciudad, encargada por los romanos, que aún hoy cautiva por su belleza y armonía.
La riqueza histórica y monumental de Lucca, su clima hospitalario y alegre y su proximidad a la naturaleza virgen la convierten en el destino perfecto para descubrir un trocito de la auténtica Toscana.
Son muchos los acontecimientos que han hecho interesante la historia de Lucca desde sus orígenes: algunos expertos creen que nació como asentamiento en Liguria, otros creen que tuvo orígenes etruscos y que, más tarde, se estableció como ciudad romana, como demuestran muchos vestigios aún hoy visibles en las calles del centro histórico.
Invadida por los godos, luego por los bizantinos y los francos, Lucca se convirtió en una de las capitales más importantes del reino lombardo a la que Carlomagno dio más lustre convirtiéndola en la residencia de Aldalberto I, Marqués de Toscana.
La Edad Media dio prosperidad a Lucca, que se convirtió en un destino de peregrinación en la Vía Francesa gracias a la presencia del Santo Rostro en la iglesia de San Martino. A pesar de las constantes luchas entre güelfos y gibelinos, Lucca era, en el siglo XIV, sin duda una de las ciudades más relevantes de la Edad Media italiana. Bajo el posterior gobierno de la familia Visconti y la dictadura de Giovanni Dell'Agnello, Dux de la República de Pisa, siguió un periodo de gran decadencia.
Tras obtener nuevamente su libertad en 1370, gracias a la intervención del emperador Carlos IV, Lucca optó por un gobierno republicano y, nuevamente, fue centro de atención en Europa. Tras el breve periodo de la Signoria de Paolo Guinigi, Lucca se mantuvo como república independiente hasta 1799, cuando cayó en manos de los austriacos. Se convirtió en principado y luego en el ducado de María Luisa de Borbón, para, finalmente, pasar a formar parte del Gran Ducado de Toscana. En 1860, Lucca pasó a formar parte del Reino de Italia.
La gran riqueza histórica y arquitectónica, harán que te entre la duda: qué cosas ver en Lucca para adentrarse en el espíritu de la ciudad? Estas son 3 etapas para comenzar.
Lucca y sus torres: visita la Torre Guinigi, construida por una poderosa familia de comerciantes de Lucca en el siglo XV. A 45 metros de altura, en la cima, hay un jardín en el techo en el que crecen hermosas encinas.
El símbolo de Lucca: es imprescindible dedicar tiempo a los imponentes Muros de Lucca. Con 12 metros de altura y 4 kilómetros de longitud, cuentan con una hermosa avenida arbolada en la que se puede hacer deporte, pasear, asistir a eventos o disfrutar de las vistas de la ciudad.
El jardín barroco de Lucca: el último destino que no debes perderte es el Palazzo Pfanner, un palacio del siglo XVII con un jardín barroco italiano digno de admiración. Escenario de muchas películas importantes, pasó a ser propiedad de la familia Pfanner, una familia de cerveceros que construyeron la primera cervecería del Ducado de Lucca en 1846.
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